lunes, 29 de septiembre de 2008

HISTORIA


Desde 1948 el campeonato profesional del fútbol colombiano ha estado íntimamente ligado al acontecer nacional. La historia del torneo rentado refleja los momentos de alegrías y tristezas de un país cuyo estado de ánimo se mide cada ocho días en las tribunas de los estadios. Redacción Deportiva ELESPECTADOR.COM Sábado, 02 de febrero de 2008 En 1948, la historia contemporánea de Colombia se partió en dos. Pero a pesar de que la crisis política y social generada a raíz del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán cambió radicalmente el destino del país, fue también el escenario perfecto para que el gobierno de Mariano Ospina Pérez acogiera la idea de dos dirigentes costeños (Alfonso Sénior Quevedo y Humberto Salcedo Fernández) e impulsara la creación de un campeonato profesional de fútbol que distrajera a la población y apaciguara los ánimos de los promotores de la violencia bipartidista. Desde entonces han pasado 60 años, el balompié sigue ligado al acontecer nacional y en cada momento de la historia hay un retazo del país donde el fútbol ha sido tan importante como la política. Cabe recordar, por ejemplo, cómo en momentos en que el país se asomaba a la horrible noche del bandolerismo y la violencia entre ‘godos’ y ‘cachiporros’, en la mañana del domingo 15 de agosto de 1948 se jugó el primer partido del campeonato entre Atlético Municipal de Medellín y Universidad, un equipo bogotano que representaba a Pereira. Los paisas ganaron 2-0 y el primer gol fue anotado por Rafael Serna, a los 15 minutos. El juego inaugural se disputó en el hipódromo del municipio de Itagüí (Antioquia) y cuatro meses después, en el tope de la tabla de los diez equipos que participaron, la primera estrella de campeón fue para el Independiente Santa Fe de Bogotá. El arquero del equipo ganador fue Julio Chonto Gaviria, que asimismo resultó ser el jugador mejor pagado de la temporada. Recibió $1.000 mensuales, apreciable sueldo para una época en que Colombia concentraba su desarrollo en las ciudades y la unidad política para superar el magnicidio de Gaitán se empezaba a disolver. La época de ‘El Dorado’ Un año más tarde, aprovechando una huelga de futbolistas en Argentina, el dirigente de Millonarios Alfonso Sénior viajó a Buenos Aires y contrató a la estrella del River Plate Adolfo Pedernera. Detrás de él llegaron dos compatriotas suyos: Néstor Raúl Rossi y Alfredo Di Stéfano. Ese fue el comienzo del ‘Ballet Azul’ y el punto de partida de la época de ‘El Dorado’, cuando llegaron a Colombia auténticas estrellas suramericanas. Y el fútbol fue tan importante como las polémicas decisiones del gobierno Ospina de cerrar el Congreso y apelar a la figura oficial más recurrente de los últimos tiempos: el Estado de Sitio. Aunque ‘El Dorado’ terminó en 1954 y fue prácticamente necesario refundar el torneo abasteciéndose con jugadores locales, durante su vigencia el balompié se convirtió en un motor de desarrollo para las ciudades, que construyeron estadios, hoteles y hasta aeropuertos. Además, los clubes ayudaron a crear identidad en las regiones y a promover la sana competencia. En Armenia, por ejemplo, los ciudadanos recolectaron materiales de construcción para crear un campo de juego en la finca San José, que después fue el estadio del Deportes Quindío. Y mientras el país vivía la transición entre el gobierno civil de Laureano Gómez y el mando militar del general Rojas Pinilla, y después los frenéticos acontecimientos que en mayo de 1957 dieron al traste con la dictadura, el fútbol colombiano cobraba forma, pues a pesar de que el público se alejó un poco de los estadios, entre las nuevas generaciones surgieron grandes futbolistas que no sólo le dieron una nueva identidad al balompié nacional en los años 60, sino que lograron en 1962 la primera clasificación a un Mundial de Fútbol, el de Chile. Tres equipos dominaron el nuevo panorama futbolístico: Millonarios, dirigido por Gabriel Ochoa Uribe, que alcanzó cuatro estrellas consecutivas; Santa Fe, que logró dos títulos, y el Deportivo Cali. Con una notable excepción, la estrella del Unión Magdalena, en 1968. Eran los días del Frente Nacional y mientras conservadores y liberales se alternaban en el poder, una avalancha de brillantes jugadores de Argentina, Brasil, Perú, Uruguay y Paraguay llegó a enriquecer la técnica de los ídolos locales. El entusiasmo se mantuvo y cuando el país empezaba a sentir los rigores de la violencia guerrillera o la irrupción del narcotráfico, el fútbol acrecentó su audiencia gracias a innovadores extranjeros que llegaron a desarrollar los conceptos tácticos. Una dinastía fue la que se abrió paso con el Atlético Nacional del maestro argentino Oswaldo Juan Zubeldía, ex técnico de Estudiantes de La Plata, quien revolucionó con sus entrenamientos a doble jornada y un equipo resultadista; y que complementó Carlos Salvador Bilardo en el Cali, quien no ganó títulos pero llevó a su equipo hasta una final de la Copa Libertadores. Después llegaron los años 80 y con ellos un rotundo ganador: el América de Cali al mando del médico Gabriel Ochoa Uribe. Entre 1982 y 1986, los Diablos Rojos lo ganaron todo y jugaron tres finales continentales. Sólo Millonarios con dos títulos, Nacional en una ocasión y Júnior de Barranquilla, rompieron su hegemonía. Sin embargo, esa también fue la época del narcotráfico mostrando su faceta terrorista, con tentáculos en todos los ámbitos legales. Desafortunadamente, el fútbol no fue la excepción. En la historia de muchos equipos existe una sombra que sigue rondando entre su propiedad accionaria o sus títulos. El fútbol también fue el reflejo del país. Hasta que este cáncer hizo metástasis en 1989, el mismo año en que el narcoterrorismo impactó en las ciudades. En medio de una Nación amedrentada a punta de carro bombas detonados por Los Extraditables, el torneo profesional no tuvo campeón. Único año sin estrella porque, después de oficiar como juez de línea en un partido entre el Independiente Medellín y el América de Cali en las instancias finales, fue asesinado el árbitro Álvaro Ortega. El gobierno Barco suspendió el campeonato. En su lugar, la historia del fútbol colombiano dejó otro ganador: Atlético Nacional alcanzó ese 1989 la Copa Libertadores de América. Ya en los años 90, en medio de la euforia desatada por el regreso de la selección nacional a los mundiales de Italia 1990, Estados Unidos 1994 y Francia 1998, comenzaron a depurarse los tentáculos mafiosos en los clubes profesionales y, básicamente con jugadores de la cantera colombiana, se reorganizó un torneo local que dejó nuevos campeones y una época caracterizada por la exportación de futbolistas hacia las ligas extranjeras. Las leyendas del Caimán Sánchez, Maravilla Gamboa o El Pibe Valderrama triunfando en el exterior, se replicaron en nuevos exponentes del balompié criollo. Y mientras el país fue dejando los esperanzadores momentos de la Constituyente, las pugnas del proceso 8.000 o los tiempos de la zona de distensión, el fútbol colombiano ingresó a una nueva era, en la que la publicidad, los derechos de televisión, la venta de jugadores y el mercadeo de productos caracterizan un campeonato que hoy mueve millonarias inversiones. El país no supera completamente sus apremios políticos, económicos o judiciales, pero el fútbol se mantiene como una opción de vida que semana a semana ilusiona o entristece. No han faltado los violentos que han querido llevar su agresividad a los estadios, pero son más los que custodian el amor por el balón en juego. Hoy, en tiempos de nuevo siglo, Colombia tiene al año dos campeones y cada día que pasa se cierra la brecha entre equipos "grandes" y "chicos". Hace apenas una década era impensable que Caldas, Tolima, Pasto o Cúcuta colgaran una estrella en sus escudos. Ahora es posible, no por mediocridad como pretenden sentenciar algunos críticos, sino porque la competencia es más cerrada. Arranca el campeonato de los 60 años. A partir de este fin de semana, 18 clubes parten de cero a buscar la gloria. Con la alegría del primer juego en el hipódromo de Itagüí en 1948 y la misma expectativa que hoy contagia a un país esperanzado en dejar atrás para siempre los tiempos de la violencia. A UN TOQUE DESDE 1903. De acuerdo con los historiadores, el fútbol llegó a Colombia en 1903, traído por un grupo de ingenieros ingleses que trabajaban para la Colombia Railways Company y construían el ferrocarril entre Barranquilla y Puerto Salgar. PRIMERO MEDELLÍN. El primer club de fútbol organizado fue el Independiente Medellín, que se fundó en 1914. SANTA MARTA CAMPEÓN. El primer torneo oficial se realizó durante los Juegos Nacionales de Cali, en 1928, y fue ganado por el equipo de Santa Marta. 10 CLUBES. Con 10 equipos se jugó, entre agosto y diciembre de 1948, el primer campeonato profesional, ganado por Independiente Santa Fe. 65 TÍTULOS. En 59 temporadas se han entregado 65 estrellas. 1989. Fue el único año en el que se suspendió el campeonato. Fue por el asesinato del árbitro Álvaro Ortega. 2002. Desde ese año la División Mayor del Fútbol Colombiano corona un campeón cada seis meses. 2004. Año en el que el Once Caldas conquista para Colombia la Copa Libertadores de América. 217. Son los goles que ha marcado el barranquillero Iván René Valenciano, máximo anotador en la historia del campeonato profesional. 211. Los goles que convierten al argentino Hugo Horacio Lóndero en el mejor artillero extranjero. SERGIO GALVÁN REY. Con 199 tantos, es firme candidato para superar a Lóndero y Galván. Durante 2008 podría hacerlo. VALLA INVICTA. Actuando para Millonarios en 1971, el arquero Otoniel Quintana mantuvo su arco invicto durante 2.024 minutos (22 partidos y medio). 12-1. Fue el resultado de la máxima goleada de un equipo local en la historia, se la propinó Samarios a Universidad, el 29 de julio de 1951. 1-11. Fue el resultado de la máxima goleada de un equipo visitante. Fue la del Quindío a Samarios, el 9 de noviembre de 1952. 733. Son los partidos que jugó el defensa Gabriel Berdugo para América, Júnior, Unión Magdalena y Once Caldas. Fue el futbolista que más actuó, seguido por Alexis García, hoy técnico de La Equidad, con 723 juegos. SEXTETAS. En 59 años solamente dos jugadores han marcado seis goles en un mismo partido. Alfredo Castillo, de Millonarios, se los hizo al Medellín (7-3), en 1948. Y Julio Szellenger (húngaro), con Samarios, al Medellín (12-1), en 1951.

No hay comentarios: